El dramaturgo irlandés George Bernard Shaw decía “Solo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias, creándolas si no las encuentra”. Define perfectamente la importancia que nuestros comportamientos poseen en la búsqueda y éxitos que nos planteamos.
¿Qué responsabilidad crees que tienes en tu buena o mala suerte? Y la pregunta del millón ¿te gustaría tener mejor suerte?
Actualmente parece que todo son malas noticias, vivimos en una época convulsa donde nuestros pacientes están inquietos, y nosotros también como profesionales transmitimos cierto nerviosismo y preocupación.
Jacinto Benavente decía, “Todos creen que tener talento es cuestión de suerte; nadie piensa que atraer la suerte puede ser cuestión de talento”. Y ahí es donde nos dirigimos en este artículo, en la búsqueda de los pilares que nos pueden llevar por la senda de la “buena suerte”.
El poder del optimismo (el poder de los pensamientos) como el primer elemento que controlar para generar suerte y hay muchos estudios que así lo confirman.
¿Sabíais que cerca del 90% de las personas que dicen tener mala suerte, pueden mejorar su suerte realizando una serie de ejercicios prácticos y comportamentales?
Todo esto te lo contamos, porque se ha estudiado que tener buena suerte, es un “truco” de ACTITUD POSITIVA, por lo que antes de comenzar y poner en práctica nuestros consejos/tips para generar impacto y que la gente te escuche, deberás cultivar tu optimismo. Buscar la suerte no es solamente cuestión de un manejo eficaz de las habilidades.
Diversos estudios (Martin, Marsh, Williamson y Debus, 2003; Snyder, Shorey, Cheavens, Pulvers, Adams III y Wiklund, 2002; Wolters, 2003) han demuestrado que las personas que piensan de forma positiva y con alta esperanza sobre la consecución de las metas que se proponen, obtienen mayores logros. Snyder (2002) por ejemplo, realizó una prueba con estudiantes universitarios para comprobar la fuerza del optimismo. Concluyó que los más optimistas obtenían mejores resultados al margen de su inteligencia o cociente intelectual.
Según estos autores, la gente que se propone objetivos elevados, empieza también a adaptar su forma de actuar y comportamientos para la consecución de dichos objetivos.
Otro científico, Richard Wiseman (2003), ha señalado la suerte como un componente que se puede controlar, pero matizando la diferencia con respecto al azar. Que te toque la lotería es un tema de azar, pero conseguir ciertos logros, depende de nosotros mucho más de lo que pensamos.
Wiseman trató de demostrar todo esto con un experimento en modo competición entre dos grupos. Uno que englobaba a personas que se consideraban suertudas y otro que acogía a los que pensaban que no lo eran. Para ello se basó en una tarea que consistía en contar el número de anuncios que aparecían en un periódico. Lo realmente sorprendente es que el grupo de suertudos realizó dicha tarea en mucho menos tiempo y con mayor destreza.
¿A caso los suertudos eran más inteligentes? Pues no, pero Wiseman afirma que las personas que creen tener buena suerte, están menos ansiosas y ven detalles que a otras personas más nerviosas se les escapan. Propuso incluso una serie de criterios para aumentar nuestra suerte que te resumimos en 3 puntos.
Trucos para aumentar nuestra suerte
- La proactividad y la queja son enemigos acérrimos. Hay que ser proactivos, provocar que las cosas ocurran y no escudarse en las quejas.
Los estudios de algunos autores (Bradberry y Greaves, 2009), revelan que, las actitudes de queja provocan tanto daño como el tabaco, e incluso pueden afectar a las áreas cerebrales responsables en la resolución de conflictos. Cuanto más nos quejamos, más predisponemos a nuestro cerebro para ello (por el efecto de la ramificación neuronal destinada a facilitar el flujo de la información), más cortisol generamos y más vulnerables nos hacemos a las enfermedades. Tenemos algo que decir en nuestra suerte.
¿Eres proactivo o reactivo? Una persona reactiva dirá que se moja porque está lloviendo y no puede hacer nada para evitarlo, en cambio el proactivo piensa que se está mojando porque se le ha olvidado el paraguas y que las cosas están bajo su control en gran parte.
- Hay que hacer caso de nuestra intuición y confiar más en nuestras corazonadas. Nuestro cerebro es un ordenador realmente complejo, preciso y eficaz, pero la infinidad de operaciones que evalúa y realiza sobre las circunstancias, contextos, problemas y personas que le rodean, no las hace de forma consciente. Lo que llamamos intuición es en verdad el resultado de dicha evaluación.
Es muy típica la frase “no se por qué, pero yo esperaría o haría lo siguiente…” Ahora que sabes de las virtudes de tu intuición, empieza a seguir con más ímpetu sus recomendaciones sutiles, y posiblemente te encuentres más a menudo con nuestra gran amiga la suerte.
- Persevera ante el fracaso. Se trata de una simple fórmula de probabilidad, cuanto más insistes en buscar algo, más posibilidades tienes de encontrarlo. Las personas que siguen intentándolo y no cejan en su voluntad de conseguir lo que se proponen, es más probable que alcancen sus objetivos, y en definitiva como algunos dirían, tengan suerte.
El dramaturgo irlandés George Bernard Shaw decía “Solo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias, creándolas si no las encuentra”. Define perfectamente la importancia que nuestros comportamientos poseen en la búsqueda y éxitos que nos planteamos.
“No se por qué, cuanto más práctico más suerte tengo” decía Gary Player, una de las leyendas del golf.
Y para finalizar, algunos tips de rápida absorción para atraer la buena suerte:
- Aprende de los errores, pero más de los éxitos.
- Rodéate de personas que sean positivas. Las emociones positivas son contagiosas, pero desgraciadamente las negativas contagian el doble.
- Adapta tu comunicación a tu interlocutor. Un buen entendimiento entre personas favorece las situaciones positivas.
- Fomenta el sentido del humor. Crea un mejor ambiente a tu alrededor más sano y receptivo, y las buenas noticias te llegarán por sí solas.
- Pero no sólo eso, además, parece ser que, reírse, es beneficioso para nuestra salud; más que cualquier medicamento. Reírse con frecuencia fortalece nuestro sistema inmunológico porque aumenta la actividad de las células protectoras y mejora el sistema cardiovascular.
- Practica la asertividad. Expresa lo que sientes, di lo que piensas y manifiesta tus ideas. La asertividad es una inyección de autoestima que favorece la atracción de las buenas noticias.